Los peligros latentes de minimizar el Holocausto

02/Mar/2023

Ynet Español- por Kenneth Jacobson (ADL) 

Ynet Español- por Kenneth Jacobson (ADL) 

Es importante entender que, si bien todos los genocidios deben ser reconocidos y conmemorados, el Holocausto fue el único programa sistematizado y planificado para destruir a todo un pueblo simplemente por sus creencias religiosas. Crédito foto: AP.

El periódico Louisville Courier Journal, en el estado norteamericano de Kentucky, publicó hace poco un inquietante artículo escrito por cinco colaboradores de opinión: “El Día de Conmemoración del Holocausto es un momento para recordar más de un genocidio”.

El artículo es preocupante tanto por lo que dice como por lo que deja sin decir.

El texto distorsiona la realidad de cómo se conmemora el Holocausto. La acusación de que la Shoá se recuerda como si fuera el único genocidio es sencillamente falsa. Instituciones como el Museo del Holocausto de Estados Unidos o la Liga Antidifamación (ADL), afirman una y otra vez que una de las importantes lecciones del genocidio contra el pueblo judío es luchar desde el principio contra todas las manifestaciones de odio para que no crezca y se expanda hasta el punto de desembocar en un genocidio. Y no se trata de meras afirmaciones, ya que los programas educativos de dichas instituciones se centran en la lucha contra el odio y la conmemoración de todos los genocidios.

Dicho esto, es importante entender que —aunque todos los genocidios deben ser reconocidos y conmemorados— el Holocausto fue único en varios sentidos.

En primer lugar, fue el único programa sistematizado y planificado para destruir a todo un pueblo simplemente por sus creencias religiosas.

En segundo lugar, por la enormidad de los crímenes, la destrucción de un tercio de los judíos europeos y el excepcional ataque a los niños judíos —un millón y medio de los cuales fueron masacrados.

Tercero, en este genocidio los judíos no formaban parte del conflicto, no luchaban en ningún bando, pero eso no le importaba a los nazis ya que todos los judíos —los que vivían en países dirigidos por los nazis, como Alemania o Austria, o en países que luchaban contra los nazis— eran tratados por igual: como blancos de humillación y exterminio.

En cuarto lugar, el Holocausto fue el resultado de siglos de odio y estereotipos contra los judíos en toda Europa, que sirvieron de base para todos los actores que hicieron posible el asesinato de seis millones de personas: los perpetradores, los colaboradores y los espectadores.

No pretendo restar importancia a los horrores de otros genocidios ni a los males históricos del odio institucional, como la esclavitud en Estados Unidos. Es posible dar testimonio al mismo tiempo de la singularidad del Holocausto y de las lecciones que debemos aprender sobre el odio de cualquier tipo.

Sin embargo, el artículo va incluso más allá en sus falsas acusaciones, declarando que el hecho de que un grupo afirme que ha sufrido más que otros es provocar la violencia contra otros grupos como los negros, los latinos, los musulmanes y la comunidad LGBTQ+. Esto es pura demagogia. Culpar a los judíos de que al centrarse en el esfuerzo por destruir a su pueblo causan los ataques a otras minorías roza el terreno de los tópicos antisemitas sobre los judíos y el poder judío.

Lo cual nos lleva al tema de lo que la columna no dice pero insinúa. Si, en efecto, como afirman los autores de este artículo, el Holocausto se utiliza para excluir otras formas de sufrimiento, ¿cómo se ha llegado a esta situación?

La respuesta tácita es el excesivo poder judío. Se ha dicho una y otra vez que el motivo de centrarse en los judíos es que los judíos tienen un gran poder, ya sea político, financiero o mediático. Los escritores del Courier Journal no lo dicen explícitamente, pero parece estar plasmado en su enfoque. Es una gran ironía que esa sea exactamente la forma en que la gente verdaderamente malvada —a diferencia de los escritores actuales— que niega el Holocausto justifica su posición a pesar de las voluminosas pruebas que atestiguan su verdad. Argumentan que el control judío de los medios de comunicación ha llevado a la aceptación de la fantasía creada por los judíos según la cual seis millones de ellos fueron asesinados.

Es preocupante que en un momento en el que el antisemitismo está aumentando, en el que pocos de los sobrevivientes siguen vivos, en el que la necesidad de recordar el Holocausto es más importante y desafiante que nunca, el Courier Journal haya decidido publicar un artículo que desvía la atención de esa importante tarea y deja la impresión —también un viejo tópico— de que los judíos solo se preocupan de los suyos.

Todos podemos ser mejores que esto.

Kenneth Jacobson es vicedirector Nacional de la Liga Antidifamación (@ADL_es).